viernes, 1 de octubre de 2010

Nueva etapa del periódico IRREVERENTES: ahora en digital

Después de mucho hablar y mucho darle vueltas, por fin nos hemos puesto de acuerdo. El periódico tenía que volver a funcionar. En esta nueva etapa, en digital, el reto es dotarlo de una dinámica fluida, conseguir que se renueve de semana en semana, dejar que siga cautivando con sorpresas continuas. ¿No es eso la literatura?
Otra confesión: a partir de ahora me encargo de editarlo mes a mes. Eso era lo que quería contaros. Os dejo con el texto con que se presenta el periódico, y que podéis (debéis) visitar siempre que os apetezca en la web.  http://periodicoirreverentes.blogspot.com/

Tenemos tanto de que hablar.





Estábamos a un tris de darle la puntilla al año 2006 cuando vio la luz el primer ejemplar del periódico IRREVERENTES. En su portada aparecen unos más que satisfechos José Luis Alonso de Santos, Miguel Ángel de Rus, José Enrique Canabal y Luis Alberto de Cuenca. Sonríen a la cámara. Cuando la vida no las da, uno se inventa estrategias para sonreír. En la foto sonríe menos Juan Manuel González. Dos años después acabó con su vida, cansado tal vez de inventar estrategias para seguir riendo.

Una metáfora. Tremenda. La vida y la literatura han mantenido a lo largo de la historia una relación inextricable que acaso sólo se pueda entender con una metáfora como la que encarna esa foto. De paso ahorra palabrería, que es lo que menos necesita el tremendo oficio de vivir. Nos dedicamos a la literatura por mil razones, y la principal se esconde en esa relación oscura.


Durante dos años el periódico fue saliendo en edición en papel hasta llegar a los 8.000 ejemplares al mes. Todo un logro sólo entendible como un acto de intrepidez. La valentía es otra cosa. Más grande aún. Lo nuestro fue intrepidez. Miguel Ángel de Rus fue el alma mater, y una decena de incondicionales lo seguimos a ciegas. Como hay que seguir a los majaderos. Nos hubiéramos lanzado a la revolución si hubiera chasqueado los dedos en el momento oportuno, aun a sabiendas de que habríamos terminado como Torrijos y su banda de republicanos montaraces en las playas de Málaga. Habría sido un gran momento, Miguel Ángel. ¿Te perdonaremos alguna vez que nunca los intentaras?

Fue bonito mientras duró. Nos ha costado rehacer la vida y superar aquello, pero hemos vuelto. Kamikazes irredentos. Intrépidos, como buenos ignorantes de que la vida es la vida y no tiene piedad de los cándidos revolucionarios.

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