miércoles, 12 de enero de 2011

Hoy me he caído de la cama

Me levanté hace años con una dolencia espiritual, y no la he superado todavía: cada cana que me aparece me la aviva un poco más si cabe. Yo quería escribir relato, y cuando me apeteciera, improvisar sobre una cuerda nueva al tuntún; yo quería descubrir nuevas palabras; yo quería reírme bailando con mi sombra. Lo que no sé es por qué sigo pensando que sirve de alguna forma leer el periódico a diario, cuando veo que sólo consigo así hacer más grande la sombra de mi vergüenza, y  acrecentar mi conflicto con la creatividad.

Como si no fuera la literatura el único sitio donde puedo hacer algo. Como si no fuera la creatividad el último empeño digno que nos queda.


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